¿Es el queso adictivo?
Este comentario sobre el queso, se escucha a menudo en las mesas de amigos o familias que incluyen vegetarianos, veganos o personas con dietas plant based. Además, es posible que haya surgido el debate sobre las condiciones que viven los animales que producen la leche para este queso.
Aparte de esta última cuestión, también a veces suele aparecer una frase en escena: «yo nunca podría renunciar al queso». Esta afirmación a menudo marca un cambio en la conversación hacia discusiones sobre salsas para pizza o pasta, en las que el queso juega un papel muy importante.
A día de hoy, se calcula que existen unas 2.000 variedades de quesos en todo el mundo, siendo uno de los alimentos más consumidos en todo el planeta.
Adicción al queso
En este artículo, no vamos a entrar en los procedimientos de como la industria láctea elabora los quesos y las condiciones que viven los animales. Sin embargo, si vamos a intentar investigar y profundizar un poco más sobre la denominada «adicción al queso».
La palabra adicción se usa a veces demasiado a la ligera. Estamos bastante acostumbrados a hablar de la adicción a las drogas, legales o ilegales, o al juego de la misma forma que podemos hablar de la adicción a los videojuegos o al deporte. Pero no son lo mismo, ni tienen las mismas consecuencias. Unas son adicciones, según se recoge en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, también conocido como DSM, y los otros no.
Una adicción, técnicamente hablando, se reconoce por tres criterios: un patrón problemático de consumo, un síndrome de abstinencia y la tolerancia creciente. Entonces, solamente aquello que presenta estos tres criterios puede considerarse, realmente, como una adicción.
Adicción a la comida
Tal y como se cita en este artículo de CINIB, mientras que la adicción a sustancias como el alcohol, la nicotina y otras drogas si que esta reconocida y tipificada, para la adicción a la comida, la comunidad científica no ha llegado a un consenso. Una parte de la comunidad científica no cree que exista adicción a determinados alimentos, mientras que otra parte considera que hay evidencias suficientes como para afirmar que existe la adicción a la comida, e incluso se han desarrollado test o cuestionarios psicológicos para evaluarla.
En este sentido, la escala de adicción a los alimentos de Yale (YFAS; Gearhardt, Corbin y Brownell, 2009) fue la primera medida diseñada específicamente para evaluar los signos de un comportamiento alimentario de tipo adictivo. El YFAS permite un examen más sistemático de la hipótesis de que los alimentos altamente procesados podrían desencadenar un proceso adictivo para ciertas personas.
El queso
Seguramente que hayas leído discusiones en foros o grupos en Internet, en los que vegetarianos/as afirman que no pueden dar el paso hacia el veganismo, por su «adicción al queso». ¿Cómo es posible que puedan reprimirse de comer otros productos derivados de animales y no puedan dejar de consumir este? Pues bien, La clave está en la caseína, una proteína de la leche que, durante la digestión, libera una sustancia denominada casomorfina, de efecto opioide, que produce adicción. La presencia de caseína en leche es minúscula, pero no así en el queso para cuya elaboración se puede llegar a necesitar más cantidad.
¿Entonces la caseína es la heroína de la cocina? Pues hay opiniones de todo tipo.
Según estudios de la Universidad de Illinois, la caseína ocupa el 80% de las proteínas de la leche. Aunque todavía no se conoce el alcance del efecto que la casomorfina tiene en el cerebro humano, hay científicos que se atreven a decir que el queso es una droga láctea lo que, literal y básicamente, convierte en drogadictos a los consumidores regulares de queso.
¿El queso es una droga?
Las declaraciones de Neal Barnard, Doctor en Medicina Nutricional y Presidente de la Asociación de Físicos para la Investigación de Medicina Responsable, van mucho más allá. Según Barnard, las casomorfinas son altamente dañinas porque provocan una adicción en el cerebro humano comparable al que provocan drogas duras como la heroína y la morfina.
Además, El médico va mucho más allá al sugerir, en sus conclusiones, que la adicción al queso ha de ser tratada de igual manera que la adicción a cualquier otra droga que provoque dependencia.
Con todos los respetos, y cogiendo estas declaraciones «con pinzas», nos parece algo descabellado comparar la experiencia del queso, con la de una droga tan devastadora como la heroína.
Alimentos preferidos
Volvemos a la escala de adicción a los alimentos de Yale que comentamos antes. Como parte de este estudio, se analizaron los platos preferidos de los encuestados, para ver en qué contexto este alimento resulta más adictivo. La comida favorita de la mayoría de los encuestados resultó ser la pizza con queso. Se concluyó que hay ciertos alimentos que son adictivos por la manera en la que son elaborados. Cuanto más procesado y graso, mayor es la adicción que genera en las personas.
Según esta investigación, volveríamos a remarcar que son los alimentos procesados, los que causan en mayor medida las ganas desmedidas de volver a comerlos. Y la industria alimentaria no sólo utiliza azúcar, grasa y sal en la elaboración de estos procesados. Con el tiempo sus productos se han ido sofisticando, y hay una serie de sustancias, ampliamente extendidas, que despiertan nuestros más profundos instintos y nos invitan a comer más y más.