¿Qué es el antropocentrismo?
Si acudimos a Wikipedia y buscamos el término antropocentrismo, encontramos esto:
El antropocentrismo es la doctrina que, en el plano de la epistemología, sitúa al ser humano como medida y centro de todas las cosas, y en el de la ética defiende que los intereses de los seres humanos son aquellos que deben recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa
Básicamente, es una doctrina filosófica que concibe al ser humano y sus intereses como el centro de todo el universo. Bajo su concepción, el resto de los seres vivos quedan supeditados a los intereses, necesidades y bienestar de los seres humanos.
Para el antropocentrismo, la condición humana debe ser lo único que guíe el juicio. Por extensión, al resto de los seres vivos y al universo en general siempre se los debe considerar a partir del bienestar de las personas. Así la preocupación intelectual y moral por otras criaturas queda subordinada a la necesidad de nuestra especie.
Origen del antropocentrismo
El antropocentrismo es una corriente filosófica que se remonta al Renacimiento, según la cual el hombre es la medida de todas las cosas y el centro del universo. La palabra se forma de la expresión latina antropo, que quiere decir ‘hombre’ y el sufijo ismo, que quiere decir ‘movimiento’.
Esta corriente de pensamiento se conoce también como humanismo antropocéntrico y tiene sus orígenes directos en el humanismo teológico de la Baja Edad Media. El humanismo antropocéntrico concibe a la naturaleza como “un medio pasivo” sobre el cual el ser humano debe y puede ejercer un control irrestricto. A lo largo de los años, este planteamiento derivó en mayor valoración del ser humano en sí mismo, transformación que ocurrió bajo la influencia de los clásicos greco-latinos.
La concepción que predominaba durante la Edad Media era el teocentrismo, hasta que con la llegada del Renacimiento hubo un cambio en la forma de pensar del individuo. Esto supuso una reacción ante el letargo de conocimiento que se había mantenido durante el medievo.
El interés por el conocimiento promovió un cambio en el pensamiento que condujo a la aparición y el predominio del antropocentrismo. Así, la figura de Dios fue perdiendo relevancia mientras tomaban preponderancia los intereses propios del ser humano, dejando de lado los fenómenos de fuerzas divinas o sobrenaturales.
Críticas
En su momento, el antropocentrismo fue considerado como una idea opuesta a los intereses de la Iglesia. Pero con el paso de los años, las críticas se han centrado en el aspecto de la supremacía de la especie, realizadas sobre todo por animalistas y ecologistas.
La corriente animalista defiende la idea moral de que todos los seres vivos son iguales y, por ello, no hay que usarlos para el disfrute del humano (alimentación u otras prácticas). Como en todo, hay distintos grados, desde el respeto y buen trato de los animales domésticos hasta posiciones como el veganismo y la liberación animal. El hecho de que el ser humano, por su supremacía intelectual, utilice a los animales para trabajar, para alimentarse y para disfrutar de espectáculos es el objeto que sustenta esta crítica.
El ecologismo sigue la misma línea, al no creer que el ser humano tenga la potestad moral para poner todo los recursos naturales a su disposición. Los ecologistas critican prácticas como la sobreexplotación de la naturaleza, la tala de árboles, la urbanización de playas y bosques y la emisión de gases contaminantes, entre otras muchas cosas.
Pues yo lo veo de otra manera. El antropomorfismo, bien entendido, puede ser positivo. Tengo claro que el ser humano es la especie más evolucionada y el hecho de plantearse estas cuestiones éticas es una muestra más de ello. Los otros animales no lo hacen. Y, precisamente, por esta superioridad es por la que debemos autoexijirnos unos comportamientos éticos que a los animales no se les exijen. El veganismo puede ser uno de esos comportamientos aunque pienso que no hay que ser extremo al respecto. Pero, por supuesto, evitar el maltrato animal, la explotación…todo lo que sea posible.